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Una mirada al pasado para volver a poner de moda, formas, colores y sintonías que el 2012 estaba reclamando.

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Rodarte hace desaparecer nuestra desesperanza al pensar que esta todo ya inventando, retomando ideas y formas clásicas – muy años 30 y 40 –y dotándolas de un nuevo sentido. Se potencias los hombros y se ciñen las cinturas – pero sin pasarse, que somos sobrios –, se alarga la falda y se recurre a tonos seriotes. Sin duda la crisis se nota en Rodarte, pero una crisis capaz de renovar a una mujer que aunque reconoce su seriedad no esta dispuesta a renunciar a su capacidad perceptiva y sensualidad mediante formas y tejidos, que aunque pesan siguen teniendo suficiente caída como para potenciar su movimiento.

Me encanta cómo se contraponen estos looks dulces y sobrios con otros más guerreros donde vemos reinterpretadas cazadoras de aviador, pantalones con reminiscencias militares, colores más fuertes en contraste o la utilización de pieles y tonos más agresivos.

Mención aparte merece esos geniales vestidos largos con manos estampadas que recuerdan a pinturas rupestres – aunque a mí también me ha recordado a las guarrerías que hacemos de pequeños en plan Regalo del día de la madre o del padre – y que, aunque no llegan al nivel icónico de la colección pasada inspirada en Van Gogh, si pueden convertirse en una clara seña de identidad de esta colección de la firma – y carne de editorial.

En definitiva, un 10 para Rodarte que sabe evolucionar sin perder su esencia y aportando visiones nuevas sin ser estridente y sin salirse de su interesante camino trazado.

Fotos: Nowfashion