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De como unas ondas pueden definir un estilo para la eternidad. Veronica Lake sigue inspirando hasta hoy día.

 

«Siempre fui rebelde y, probablemente, podría haber llegado mucho más lejos si hubiera cambiado de actitud. Pero cuando lo piensas bien, has llegado lo suficientemente lejos sin el cambio de actitud. Estoy feliz con eso.» Veronica Lake.

Los años cuarenta fueron los más tristes de todo el siglo veinte ; media década en guerra y la otra media en una dura posguerra; esto evidentemente se notó en la moda , que no estaban los tiempos para lujos – tanto que la escasez hacía que muchas chicas se pintaran en la parte posterior de la pierna una raya para simular que llevaban medias. Se produjo entonces un vestuario austero, con hombreras y falda estrecha por debajo de las rodillas marcando mucho la cintura de avispa; los vestidos seguían el mismo esquema aunque en este caso las faldas tenían algo más de vuelo; indispensable el sombrero o en su defecto un turbante o un pañuelo. Ante tan triste panorama lo que podía dar algo con lo que soñar, evadirse y olvidar los duros momentos era el cine; donde se podía encontrar algo diferente a lo cotidiano, cierta extravagancia o frescura. Fue ahí donde nuestra True Trendsetter destacó, ya que consiguió revivir el interés por una estética más glamourosa.

Verónica Lake influyó – y mucho – en la moda de la época. Sobre todo hay que destacar su peinado llamado peekaboo bang – una melena larga y ondulada que cubría parte de la cara – las conocidas ondas que la han caracterizado a lo largo de la historia y que sin duda serán su símbolo distintivo para siempre. Por ejemplo, en los años noventa en la película LA Confidential , se le rinde homenaje a esta starlet través del personaje de Kim Basinger, que encarna un papel inspirado en Veronica Lake, y con enormes referencias a su estilo y a su peinado. Actrices como Kate Winslet o Sienna Miller lo han llevado, y en este remonte de rememorar tiempos pasados se presenta como una opción glamourosa indiscutible.

 

Carmen Martín Gaite, en su libro Usos amorosos de la posguerra española explica más detalles sore este peinado “El estrafalario peinado que la simpática Verónica Lake lucía en Me casé con una bruja —Se recordaba aún unos años más tarde— ha hecho mucho daño a la humanidad. Por eso lo calificamos nada menos que de «estrafalario». Y es que, en vez de compaginar lo bello con lo útil, la graciosa estrella y sus imitadoras aunaron lo antiestético y lo pernicioso. Lo cierto es que, después de la citada película, habían nacido muchas señoritas de largas melenas y alardes de veronicalismo.” Martín Gaite añade un curioso ejemplo de lo “pernicioso” que llego a ser este peinado, ya que incluso tuvo que prohibirse “En América llegó a tal extremo el plagio a la Lake que tuvo que prohibirse su peinado, debido al perjuicio que esto suponía para las señoritas que trabajaban en oficinas, servicios de guerra y otros menesteres, ya que a causa de las fugaces cegueras que sus volantes melenas les proporcionaban, éstas no rendían al máximo en su trabajo”.

Verónica Lake nació en Nueva York en 1922; siendo muy joven , (antes de tener los veinte años ) ya había conseguido contratos con algunas productoras de cine gracias a su belleza; no tardaría en darse a conocer y triunfar gracias a películas como “Me casé con una bruja” o “Los viajes de Sullivan”. Su carrera cinematográfica no es muy extensa, alrededor de treinta títulos y de ellos más de veinte en la década de los cuarenta; no se puede decir que fuera una gran actriz y, apagada o explotada su belleza, los papeles fueron escaseando hasta no llegar ninguno.

Su vida amorosa fue muy turbulenta, aparte de cuatro matrimonios tuvo numerosos amantes pero nunca obtuvo la estabilidad sentimental ni el cariño de sus hijos. Además, le sobrevendría también la ruina económica. A principios de los años cincuenta ya era una estrella en declive, lo que la hizo caer en la bebida y en frecuentes depresiones. Para sobrevivir incluso trabajó de camarera en un hotel de Manhattan en los años sesenta donde la descubrió un periodista. Publicó su autobiografía, muy bien acogida y con lo que ganó con ella produjo y protagonizó una película de terror a finales de los años sesenta.  Verónica Lake murió a los 50 años de hepatitis e insuficiencia renal consecuencia de su adicción a la bebida.