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¿Qué son los radicales libres y por qué nos preocupan? ¿Por qué aplicar el factor de protección solar cada dos horas? 皮膚の専門家によって解決されたこれらおよびその他の質問…

En plena fase de desescalada, vamos como moscas a la miel, queremos salir, respirar, pasear, viajar, e ir a por el primer rayo de sol que pueda atravesar nuestra piel. Sin embargo, todos sabemos que este gesto no es el adecuado, que debemos protegernos, que la piel tiene memoria, que hay que utilizar antioxidantes, que los radicales libres son malos, y que el filtro solar debe replicarse… ¿Pero entendemos por qué? Vamos a resolver las dudas principales entorno a este universo de Factor de Protección Solar y cosmetología de protección solar.

¿Qué son los radicales libres?

Elisabeth San Gregorio, directora técnica de Medik8, explica que: “Nuestras células tienen moléculas y átomos que están rodeados por electrones que se emparejan para mantenerse estables. Sin embargo, la radiación puede hacer que varias moléculas terminen con un electrón desparejado en su órbita, que es lo que se denomina como un radical libre. Cuando esto ocurre, surge una búsqueda para compensar ese electrón de manera que unas moléculas se lo roban a otras, generando un círculo vicioso de radicales libres que alteran el orden celular de la piel desencadenando, por ejemplo, que se pierdan depósitos de colágeno y elastina y un consecuente envejecimiento prematuro. Esto se puede prevenir con un SPF adecuado y con una buena carga de antioxidantes en nuestra piel”.

¿Y los antioxidantes?

Los antioxidantes son como los mártires del cuidado de la piel. Raquel González, directora de educación de Perricone MD comenta que: “Los antioxidantes donan desinteresadamente sus propios electrones para compensar los radicales libres, parando el ciclo de robo de electrones. Además, nunca se vuelven peligrosos como los radicales libres, puesto que su estabilidad no depende de la pérdida de electrones, por lo que no atacarán a las células para robar como sí lo hace un radical libre. Es por ello que los antioxidantes ayudan a neutralizar los daños causados por el sol”.

¿Y de dónde salen? Nuestro cuerpo tiene su propio suministro de antioxidantes, pero es posible que se agoten por factores como el estrés o la contaminación. Es por eso que es esencial mantener los antioxidantes recargados a través de una dieta equilibrada y un correcto cuidado de la piel.

Ingredientes antioxidantes:

La lista de ingredientes antioxidantes puede ser infinita, pero a grandes rasgos, se puede cargar de antioxidantes a la piel y al organismo con alimentos ricos en minerales y vitaminas, así como con activos de uso tópico. ¿Ejemplos? “Las vitaminas A, C y E son antioxidantes por sí mismas y su estructura ayuda a equilibrar otros antioxidantes. Están presentes en muchas frutas como las frambuesas, las fresas o las cerezas. Otros ingredientes como el ácido alfa lipoico (presente en la clorofila, el brócoli y otros alimentos de hoja verde) tienen también estas propiedades, al igual que el extracto de cáscara de mangostán, el aceite de hoja de romero, el extracto de fruta de dragón o la baya saskatón. Cabe destacar, también, el Cobre PCA, con una capacidad de rendimiento antioxidante cuarenta veces mayor que algunos de los mencionados anteriormente”, explica Raquel González.

SPF (factor de protección solar) biológico, químico y físico

Son estos antioxidantes lo que en muchas ocasiones se ha denominado como SPF biológico puesto que hacen a la piel más resistente. Si bien son un gran apoyo contra la radiación, requieren de aliados como un SPF físico o uno químico. “Mientras que los filtros físicos (normalmente de origen mineral) crean una película en la piel que refleja los rayos solares, los químicos penetran en el tejido y crean una reacción que es la que crea la capacidad protectora, transformando la energía solar en calor para que no sea tan nociva”, explica Estefanía Nieto, directora técnica de Omorovicza. Hay muchas marcas que en sus productos de protección solar combinan los filtros físicos con los químicos e, incluso, añaden a las fórmulas ingredientes que refuerzan la función antioxidante de la piel para, en conjunto, crear una protección lo más completa posible de la piel.

Muchos filtros químicos tienen mala fama puesto que hay un largo recorrido de marcas que usaban principios tóxicos para la piel o con cierta inestabilidad, “Pero esto nada tiene que ver con los filtros de última generación que usan la mayoría marcas actualmente de manera responsable. No tiene sentido vender un filtro que proteja la piel y que, a la vez, sea tóxico. Sería como matar el hambre con más hambre”, comenta Valeria Navarro, directora técnica de Boutijour.

¿Por qué reaplicar el SPF cada dos horas?

Lo primero, porque la capacidad del filtro se ve reducida por factores externos, como el agua (en tiempos de piscina o playa) o el propio sudor, derivando en una menor cantidad disponible de la que inicialmente habíamos aplicado, pero, además, la experta de Medik8 añade que “el tiempo medio de máxima eficacia de un filtro está en torno a las dos horas de vida, por eso es tan importante reaplicarlo pasado este tiempo. De hecho, hay muchos filtros solares que son inestables tras una hora de exposición al sol, como la oxibenzona, por ejemplo, cada vez menos presente en estos productos por la poca calidad que ofrece y sus efectos nocivos”.

¿Sirve la hidratante con SPF (Factor de Protección Solar) como protector en la playa?

No, puesto que suelen ser productos de tratamiento pensados, sobre todo, para el tipo de exposiciones que se hacen durante el día a día: de casa a la oficina, un paseo corto por la ciudad, etc. Los SPF de playa deben ser protectores solares pensados y formulados con esa única función, mientras que los tratamientos con SPF incluyen muchos más activos que lo que buscan es tratar la piel a diario. La combinación ideal es: aplicar la hidratante con SPF por la mañana, tras la ducha, y en las reaplicaciones, poner el producto con fin solo de protección solar.

¿Tiene la piel memoria y guarda los daños del sol?

Obviamente, la piel no tiene memoria en un sentido literal, pero sí figurado. Esto se debe a que los daños que se producen en ella no siempre son apreciables al instante. Bella Hurtado, directora de educación de Aromatherapy Associates, explica que: “Dependerá de la alteración en el ADN de la célula. Según el tipo de alteración, tardará más o menos en dar la cara. Mientras que sí hay daños instantáneos como son las posibles quemaduras, otros no siempre son visibles a corto plazo y su aparición dependerá de la alteración celular que se produzca en el tejido. La aparición de manchas por procesos de hiperpigmentación (una acción que produce la piel para intentar protegerse del daño solar) puede tardar años en aparecer, o el envejecimiento por una bajada en los niveles de colágeno se verá siempre a medio o largo plazo, nunca el mismo día que nos exponemos al sol. Además, los daños pueden ser acumulativos, produciendo una cadena de desajustes que, a la larga, finalicen en problemas mayores si la exposición al sol se repite asiduamente”.