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A medio camino entre el relato y la novela corta, “Andrés” es la primera incursión en la publicación electrónica de José Confuso, autor del blog “El Hombre Confuso”.

“Andrés” es el primer relato incluido en la colección “Pequeños cuentos confusos”. Una historia de amor, sexo y redes sociales que transcurre en tres habitaciones, en una nueva ciudad y con muchos filtros de por medio. Un viaje de iniciación lleno de obstáculos donde nada termina siendo lo que parece.

andres_amazonSoy amigo de Confuso desde hace algún tiempo y recomiendo encarecidamente su pluma  – no, no sean malpensados – se trata de su hacer literario tanto en el blog como en este relato demostrando cómo la actualidad y la vida contemporánea donde no podemos vivir sin elementos «imprescindibles como instagram» puede ser digna de ser dramatizada y des-dramatizada a la vez para convertirse en buena literatura.

Además, como este chico está siempre muy bien rodeado, la ilustración de portada es obra de Oriol Panadès.

Y mirad que gran comienzo….

Andrés acababa de llegar a la ciudad. Quería disfrutar de todas esas imágenes que veía a diario en instagram. Calles repletas de terrazas, restaurantes con suelos de madera y paredes de ladrillo descubierto, entretenidos personajes posando delante de escaparates, fiestas y afters, chicas de pelo largo y chicos guapos, sobre todo, chicos guapos. En su pueblo no había nada de eso, bueno, terrazas sí, pero todas tenían mesas con publicidad de San Miguel y sombrillas de helados Frigo. Había intentado fotografiarlas y ponerles un filtro, como hacían todas esas personas a las que seguía, pero nunca le quedaban bien. También le gustaba cocinar, lo había hecho desde pequeño. Preparaba platos sencillos pero no le quedaban mal, hasta que descubrió las maravillas que la gente cocinaba y subía a su instagram. Nunca iba a conseguir que sus macarrones quedaran así, ni que sus amigos del instituto llevaran abrigos y tupés, ni que su tortuga hiciera monerías delante de la cámara, así que no le quedaba otra. Si quería vivir una vida digna de ser compartida, tenía que cambiar de ciudad. Y así lo hizo…

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