¡阅读这篇文章将带你 4 minutos! ¡享受!

这句话已经在我脑海里重复了几个星期. Ya sabéis que cada año intento que Gafas Amarillas felicite las fiestas de una forma original, 有趣, 接近或令人惊讶. Ha habido años que he ejecutado estrategias pensadas con mucha antelación y otros que han sido ideas improvisadas y que se armaban sobre la marchaEn más de 12 年产生内容, ¡ya os lo podéis imaginar! 傻年, años conscientes, años reflexivos, años glamourosos, años creativos, años guasones, años reciclados o, como el año pasado, silenciosos y macarras.

Este año me está resultado más complicado. No es que no se me ocurra nada, es que siento que lo que se pretende que comunique no está bien. Queno está bien seguir perpetuando una imagen ficticia con solo darle al click. Es imposible, al menos para mí, desligar la realidad que nos rodea de lo que transmitimos en redes sociales. Siempre he pensado que está bien mostrar nuestra cara más amable, crear contenido para evadirnos o entretener y por supuesto sonreír para la foto, pero una cosa es eso y otra muy distinta crear una realidad paralela, irreal y dañina obviando el momento social en el que nos encontramos.

Decenas, cientos o miles de influencers y marcas intentan hacernos creer que no pasa nada. Que todo sigue igual. Que comprando modelitos nuevos y haciendo bailes en tik tok estamos bien. Que sigamos huyendo hacia adelante al ritmo del brilli brilli. Pero todos sabemos que no es así.Desde hace un par de años la vida ha cambiado para siempre. Y no, no pienso hablar de la pandemia, que bastante turra tenemos ya, sino del cambio que ésta ha ejercido tanto para bien como para mal en la sociedad y en todes y cada une de nosotres.

Este año es más difícil crear una felicitación icónica, divertida o curiosa porque es más difícil sentirla. Y hablo desde mi empatía, porque 2021 no ha sido un año del todo malo para mí. Soy consciente de mis privilegios como hombre blanco, europeo, con trabajo, familia que me quiere y salud mental. Y aún así, siento que este año las fiestas van a ser difíciles.

Más allá de las bromas que vemos en redes, van a ser difíciles de nuevo, como las del pasado año, para la gente que ha perdido familiares recientemente, gente que no pueda reencontrarse en estas fechas con quien más quiere para seguir cuidándonos, gente que ha perdido su trabajo, o que ha vuelto al mismo pero con muchísima más presión y agobio, gente que ve peligrar sus empresas, gente que se siente mal tratada por los políticos, gente que se siente poco representada en la sociedad, quien nota el peso del capitalismo sobre su día a día o quien no puede soportar todo esto (mental o físicamente) y necesitan ayuda.

No quiero que esto parezca un panfleto neocristiano, nada más alejado de mi intención ya que valoro la religión más como una lastra que como un consuelo, sino como una carta (a los Corintios, si quieren leerla, también) abierta sobre la importancia de reflexionar sobre nuestra realidad y comprender dónde estamos, qué tenemos, qué necesitamos y sobre todo cómo podemos evolucionarA ser posible a mejor.

Estos momentos de incertidumbre son, quizá, los mejores para establecer un nuevo rumbo.Ya que se tambalean las bases, establezcamos unas nuevas, más firmas y mejores. No es el momento de callar y esperar, sino el de ser más reivindicativos, gritar más fuerte y claro. Decidir qué no queremos y pedir que cambie. Ya está bien de ser sumisos. Ya está bien de poner la otra mejilla. Ya está bien de callarse. Stop a seguir día a día fingiendo que nada pasa, que estamos perfectamente… No hace falta felicitaciones de Navidad espectaculares, sino sentimientos espectaculares ¡y compartirlos con el mundo!

Porque me da igual el look que llevas, lo que me importa es qué hay dentro de tu cabeza y de tu corazón y cómo, juntes, podemos seguir adelante. Contando con todes. Luchando por nosotros (y por quien queremos). Disfrutando por nosotros y por supuesto VIVIENDO por y para nuestro bienestar. Porque estando bien nosotros, es cuando más y mejor podremos ayudar a los demás.

Os quiero. Mucho.

Manuel.